Desde la publicación final de Invocación Fronteras, mi vida tomo un rumbo muy distinto al que encontrarán en esta web.
Ya no estoy tan enfocado en crear una comunidad, ya no tan eufórico en crear «los agentes revolucionarios», así es como me gustaba pensar que eran mis alumnos, esos elementos disonantes en esta sociedad enfrascada en repetir el pasado, en no ver el potencial del juego o querer convertirlo todo en un negocio, donde «si no hay dinero, no hay futuro».
Siempre me aseguré que esos amigos, alumnos, seguidores y jugadores con los que tuve contacto no se dejaran segar por las rutinas, por las costumbres, por las políticas y los medios, que cada uno siga su propio camino, que busquen sus sueños, apoyándoles con minucias, a veces con palabras, otras con mentoria, pero la mayoría con empujones…
Podría decir que el cambio se reflejó luego de ese 2020 que se puede querer o no querer recordar, pero que todos vivimos de una forma muy personal. No importa dónde estuviste ni que pienses de la enfermedad, pero que el planeta entero por un momento se detenga, no deja nada como estaba. Sin embargo, personalmente el cambio venía dándose poco a poco mucho antes…
La arena del reloj del tiempo no es un cúmulo de simples partículas que se pueden soplar y olvidar. Es un reloj pesado, cada grano que cae, es tan denso que hace imposible girarlo, no tendremos una segunda vuelta, así que mejor aprovecharlo.
Mis últimos esfuerzos para mantener ese ritmo se veían cada vez más obstruidos por personas que no puedo odiar, porque entiendo sus posiciones y sus necesidades personales, pero claramente no me gustaría volver a cruzar, la mayoría personas en puestos de poder que en algún momento añoré llegar a tener para ser lo que no eran ellos, pero me di cuenta, que no eran ellos solo, era el lugar, «así funciona la política», «así funcionan los negocios», «así funciona el sistema», «así funciona la educación», frases que deberían despertar espantos, pero les daba tranquilidad, serán palabras que no voy a olvidar y que aunque su intención no era esa, me despertaron, estaba por mal camino.
Seguiré igual de ingenuo y terco, porque es mi naturaleza, haciendo todo lo que puedo hacer, acompañando a todos los que pueda acompañar. Pero de ahora en más, enfocado en mi, algo que aunque no lo parezca, me cuesta.
Si quieren una reflexión: La diferencia la hace uno, pero la hace para uno, si los que te rodean son felices serás feliz, pero si no eres feliz los que te rodean tampoco lo serán.
No sean normales, los normales son así porque así es más fácil, porque «así funciona»… rompan su reloj, estallen, no se enfrasquen, no intenten traer al resto a su reloj, no cometan mi error, entiendan que cada uno tiene su mundo, es mejor solo aportar y olvidarse de dónde quedó ese grano de arena, eso es más valioso que querer aspirar el tiempo de otros, no lo hagan por querer ser la pepita de oro, hagan porque sienten que suman una pieza, uno nunca sabe en qué terminarán los rompecabezas de cada individuo, sus historias, sus aventuras, sus alegrías, son suyas y si tuvieron un buen juego, no importarán las derrotas. Cree en lo que quieras creer, pero sabiamente, te vas a dar cuenta que hasta los héroes en las leyendas y novelas son más reales que aquellos que van a quererte imponer quienes te quieren convertir en un reloj normal.
Así que los espero por nuevos rumbos. Nuevas historias.
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