Santos de la Luna Negra – Parte 3 «El fuego del mar «

El reinado de los hombres libres, Amongaladh la »tierra de los árboles», en los planos de Vitae, acorralado por las tierras de Mordanor al norte del antiguo mundo, donde habitaban «Los Oscuros», el nombre con el que los hombres bautizaron a las fuerzas de las sombras, haciendo referencia al enviado y exiliado, quien bajo al viejo mundo para crear su propio reinado.

A largos kilómetros de la hacienda donde Bastian había nacido; se encontraba la fortaleza del rey Gildaron, gran amigo de Argarion.
Allí vivían el rey con sus dos hijas Gilia y Silme, y el más joven, príncipe Selton; Selton era muy instruido en de política, respeto, orgullo, honor, y sobre tácticas de lucha. Era un muchacho que tendía a tener la estatura de su padre pero la contextura ligera de su madre; de ojos celestes casi grises como los campos donde nació; y de cabello largo y siempre recogido de color castaño oscuro, un joven de postura, querido por todos en el reino.

En un amanecer frió y más soleado de lo común en las tierras del norte, cuando Selton terminaba su práctica diaria de esgrima; Gildaron le llama para hablarle, no en el salón real como acostumbraban, sino que lo llevo al viejo muelle. Al llegar se sentaron sobre lo que fue una vez un navío de guerra, que ahora se encontraba enterrado en la blanca y helada arena de las playas; el viento parecía querer tumbarlos, y hubiese congelado a cualquier hombre que no haya nacido en esas tierras.
-Hijo – comenzó – ya cumpliste tus 17 años, y tu viejo debe partir hacia las fronteras del sur con las tropas, Argarion a llamado a todos a formar los Santos de la Luna Negra, seremos los héroes que detendrán la vuelta de los Oscuros y de Alma Oscura… o perderemos todo lo que amamos. Será el primer alzamiento de los hombres contra el poder de un dios y demonio, tomaremos la iniciativa esta vez… –
– ¿Qué tiene que ver eso con mi edad señor? – interrumpió Selton, más allá de las bofetadas que le llevo aprender a respetar el turno de hablar; pues la intriga y el extraño modo en que le hablaba su padre lo llevaron a interrumpirle. Gildaron coloco fuertemente su gran mano en el hombro del muchacho y lo miro fijamente a los ojos. – Ya eres un hombre, y te creo capas de ocupar el trono en mi ausencia; necesito que cubras los puentes del oeste, temo que exista una sucia emboscada de los habitantes de las sombras. De todas formas te acompañara Tondor para ayudarte en lo que necesites, es un hombre experimentado, y daría su vida por cualquiera de la sangre real.
– Padre, es un honor para mí cumplir esta tarea – le exclamo poniéndose de pie de un salto, lleno de sorpresa – Prometo por la luz que esta hoy de testigo que no le defraudare – Gildaron sonrió, pero Selton noto que lo hacia algo forzado…
– hijo, Debo partir esta noche; tú te reunirás por la mañana con Tondor en el salón real. Ahora ven, ayúdame a preparar a los hombres.-

El principe no durmió esa noche, despidió a su padre al partir y se mantuvo despierto afilando su hacha hasta el amanecer.

Cuando Tondor se presento en el salón real, espero fuera en su gran caballo de guerra, vestía su ya desgastada armadura de cuero cubierta por las pieles que conformaban su larga capa; su escudo rotoso a un lado del caballo mostraba la heráldica de la aldea, lo que sería la cola de un animal marino o una sirena de color negro, sobre un fondo azul desgastado. Era un hombre de alta estatura como su padre, y de espalda firme como una muralla; de rostro agresivo, y largas barbas, sus labios atravesados por una intimidante cicatriz rara vez se abrían, y solo para gritar ordenes a las tropas.

Selton se puso su armadura de cuero, se sintió raro pues solo la uso en entrenamientos; se coloco su gruesa capa de algodón, ya que las pieles le incomodaban a la hora de blandir una espada o su hacha, de un color azul oscuro como las profundidades del océano; despidió a su madre quien no puedo retener lagrimas, y les dejo saludos a sus hermanas. Se dirigía a limpiar los puentes del oeste, al salir del salón se detuvo frente a la puerta y levanto la vista para ver como el sol era ahogado por las nubes por un instante, bajo nuevamente la vista para saludar a Tondor, quien le contesto con una leve reverencia y acto seguido coloco carne en su boca, pero no la masticaba, parecía saborearla como a una golosina.

Selton se dirigió con su caballo a la par de Tondor, y dirigió su mirada hacia sus jinetes, llamados Los Azotes del Mar. Se genero silencio frente al salón y todos los hombres miraban inmóviles al hijo de su líder; no era una mirada de desconfianza, solo contemplaban a quien algún día seria el líder de los hombres libres. Selton golpeo suavemente a su caballo con los talones y al mismo tiempo que dirigía la vista hacia el oeste dijo con tono firme y seguro – marchamos…- acto seguido Tondor escupió el pedazo de carne y gritó – ¡vamos hombres libres, ya lo escucharon! -.

El sol comenzaba a recostarse sobre el horizonte; el silencio era cortado por segundos a causa del resoplido de los caballos, nerviosos, quienes parecían entender lo que se encontraba al otro lado de la colina a punto de atravesar los puentes blancos. Selton se dirigió hacia Tondor:
– El sol dejara de mirarlos en cualquier instante y entonces cruzaran con las sombras sobre nuestros puentes, hemos esperado demasiado, debemos tomar la iniciativa nosotros y aprovechar la pendiente de la colina-
– Tondor sonríe al ver los frutos de las enseñanzas de su líder y afirma con la cabeza; se gira levantando su hacha que brilla con los últimos rayos de sol, a lo que los jinetes ajustan las riendas en una mano y el arpón en la otra.

Selton respiro profundo y comenzó a trepar la colina, seguido por Tondor y sus jinetes. Antes de que se diese cuenta ya se encontraba en la cima, con todos sus hombres esperando atrás; bajó la vista y vio como el sol señalaba con sus últimos rayos a las tropas enemigas, ogros, demonios y sombras sin forma, preparando formaciones para marchar hacia el corazón del reino de los hombres. Su padre estaba en lo cierto, era una emboscada, pero las tropas que se encontraban en el puente no era una fuerza de invasión, eran apenas una distracción, algo raro estaba ocurriendo…

Selton se encontraba temporalmente inmóvil, el relinche de su caballo le vuelve en si, lleva el cuerno del rey a sus labios y el sonido se escuchó sobre toda la tierra de los hombres; los jinetes levantaron sus arpones lo más alto que pudieron y emitían gritos de guerra. Selton se coloco su yelmo plateado y gritó – ¡mandemos a esos engendros a donde pertenecen!- y comenzó a bajar lo más rápido que podía, mientras más bajaba, más dejaba de lado su temor.

Ningún enemigo se retiro de su formación, parecían seres irracionales que solo buscaban sangre y muerte pero sus gruñidos eran ahogados por la estampida golpeando contra la tierra haciéndola temblar y el grito casi afónico de los azotes del mar. Una lluvia de arpones cayó sobre líneas enemigas reduciendo en gran parte su número…
Tras una larga batalla, los hombres libres arrasaron con las pequeñas fuerzas que se encontraban sobre el puente. Tanto Tondor como Selton sabían que esta victoria estaba muy lejos de serlo realmente… Furiosamente Selton toma a un derrotado sirviente enemigo
-¿¡QUE ESTAN TRAMANDO!?- Los ojos de Selton hicieron temblar al ya casi muerto contendiente

– nada… nada… – chirriaba afónicamente
– Si valoras tu vida me dirás exactamente que están tramando… ¡SABEN MUY BIEN QUE CON UN EJËRCITO DE ESTE TAMAÑO NO PODRÍAN NI HABER ALCANZADO LAS MURALLAS! ¡QUE ESTAN TRAMANDO RESPONDE!
– je… je… ¿murallas? nosotros no estábamos aquí por invadirlos, solo teníamos que distraerlos… cof… el mago tuvo razón todo este tiempo, su rey…-
– ¿mi padre? ha! a salido acompañado del mejor ejército de nuestro reino, ¡¿que podrían hacerle!? – Tondor miraba a selton sorprendido de la ferocidad de aquel educado joven de sangre real.
– js js js js …- su risa se apagaba al igual que su aliento, terminando su vida tras unas ultimas palabras – … tu padre morirá en 3 días jamás llegara… los Santos están condenados jsjsjsj mi amo…kha –
Los ojos de Selton se abrieron sorprendidos, sacudiendo el cuerpo del ya muerto esperando alguna respuesta.
– TODOS SUBAN A SUS CABALLOS RETIRADA! REGRESEN AL REINO!.. Tondor tu me acompañaras, debemos alcanzar a mi padre –

Selton y Tondor montaron los caballos más rápidos del reino, si bien su padre le llevaba ya un día de diferencia, el paso al que iban debería poder alcanzarlos si se mantenía al trote constante, y así fue, en el anochecer del tercer día los alcanzó, aunque muy tarde.
El ejército de Gildaron, se había detenido y estaban acampando, podía ver que cruzaron una gran batalla y su número se redujo drásticamente, a paso firme Selton se dirigió a la tienda donde se encontraba su padre, los soldados que lo vieron llegar bajaron la vista. En la tienda, solo había unos médicos, un brujo y el cuerpo de Gildaron yacía recostado.
– Mi señor, su llegada nos sorprende. El vinculo con su padre debe ser muy fuerte…
– que… que le ocurrió-
– un gigantesco ejército de muertos vivientes comandado por el mas poderoso nigromante que haya visto nos ataco… no pudimos hacer nada, todo el ejército enemigo se dirigía al rey, intentamos hacerlo retroceder, pero fue inútil las fuerzas de ese mago no eran comunes tuvi…—
– que le ocurrió a mi padre?! Y el nigromante? que le ocurrió al nigromante? –
– su padre fue apuñalado por un guerrero zombi, que se levanto de nuestros propios caídos, y este tomo la vida de su padre – Selton cae de rodillas. – el nigromante escapó, incluso dejó abandono a sus tropas, tras su desaparición nuestros hechiceros pudieron contrarrestar su poder y disiparon la magia que mantenía vivos a los muertos.-
-¿padre… porquee?! .. ¿Que es lo que traman? ¿Si querían el reino porque no tomaron mi vida? esto no se acabará así…-

La noche pasó, y Selton se había recompuesto, el calido rostro principesco se había tornado frío y serio.
– Tondor, regresa al reino y protege con tu vida a mi madre y a mis hermanas…-
– Que hará usted… mi rey-
– Terminaré el trabajo de mi padre.
Esta claro que la intención del nigromante era detener las fuerzas de apoyo de los hombres libres para los Santos, aun no se porque… pero es el único camino que veo. – tras un formal saludo, Tondor regresó y Selton reorganizó a las tropas, le quedaba un largo camino por delante, y estaba decidido a completar la tarea que al rey le costó la vida.


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